Finalizamos la serie que hemos dedicado al activismo, a sus motivaciones, inspiraciones y formas. Y lo hacemos con otros tres ejemplos diferentes siguiendo el amplio reportaje publicado por The Washington Post. Por un lado, recogemos la historia de Ralph Nader, un veterano activista cuyo trabajo ha quedado reflejado en distintas leyes y que ha inspirado a su vez a muchos otros a convertirse en activistas. A Nader le acompañan en esta entrega Leah Greenberg y Ezra Levin, un joven matrimonio que dotó a muchos de una herramienta que les ayudó a entender mejor el Congreso de Estados Unidos, y Alicia Garza, otra joven que puso en marcha de forma involuntaria el movimiento Black Lives Matter.

WINSTED, CT - APRIL 3: Ralph Nader credits his family's emphasis on active citizenship for his decades of work activism and advocacy. (Photo by KK Ottesen for The Washington Post) Ralph Nader, 83 años, defensor de los derechos de los consumidores, la protección medioambiental y la rendición de cuentas pública. Su activismo ha influido en la creación de importantes leyes, como la de Libertad de Información. Ha creado varios grupos de activistas y se postuló para la Presidencia de EEUU. Ralph Nader convivió con el activismo desde que nació. Él mismo señala a su madre como su principal inspiración. “¿Te gusta ser libre, Ralph? Bien, entonces tienes que ser responsable para ello”, solía decirle.

Ella, que entendía el activismo como el germen de la comunidad –“si la comunidad no está bien, ¿qué clase de entorno es para criar una familia?”- comenzó a actuar tras ver cómo su pueblo quedaba medio destruido en 1938 y 1955 por sendas inundaciones. Se plantó en una recepción ante el Senador Prescott Bush, abuelo de George W. Bush, y no le soltó la mano hasta que consiguió su compromiso para solucionar el problema. Lo consiguió.

Esa lección de vida lleva a Ralph Nader a afirmar con pasión: “Es tan fácil tener una democracia vibrante… Simplemente tenemos que desearlo, ponerlo en valor”. Este activista señala que “la mayoría de la gente es consciente de la injusticia (…) Vale, ¿pero qué hacemos al respecto?”. Ahí está el punto de inflexión para Nader, que durante sus estudios en Derecho realizó un trabajo sobre la regulación del diseño de vehículos que terminó convirtiéndose en el libro ‘Inseguridad a cualquier velocidad”.

“Todos los movimientos comienzan por unos pocos ciudadanos. Después saltan a la arena pública. Quizás después a la legislación”, enfatiza Ralph Nader, que contrapone: “Todos los fracasos en democracia comienzan con ciudadanos quedándose en casa, dando la espalda a la comunidad”.

WASHINGTON, DC - April 1: Ezra Levin and Leah Greenberg, husband and wife team, share the story of how they launched Indivisible, a progressive juggernaut which began with an online Google document for resisting the Trump agenda (Photo by KK Ottesen for The Washington Post)

Leah Greenberg y Ezra Levin, 30 y 31 años, ambos trabajan como asistentes en el Congreso y son cofundadores, junto a Angel Padilla y Jeremey Haile, del movimiento Indivisible. Los cuatro pusieron en marcha este grupo al publicar en Google el documento de 23 páginas ‘Indivisible: una guía práctica para resistir a la agenda de Trump’. El caso de Leah Greenber y Ezra Levin es diferente. Ambos asistentes en el Congreso de EEUU, se han convertido en inspiración para el activismos de miles de personas. Tras las elecciones del 9 de noviembre de 2016, se reunieron en su salón con unos amigos pensando ‘Vale, ¿y ahora qué?’. Semanas después, una amiga de la universidad le habló de un grupo de Facebook, cuyos miembros tenían muchas ganas de hacer cosas pero se perdían ante la “caja negra” que suponía el Congreso.

Entonces, cuenta Leah, cayeron en la cuenta de que necesitaban “una herramienta que explique cómo los miembros del Congreso responden a qué estímulos y qué es la acción constituyente organizada”. Algo que ellos podían resolver por su experiencia en el Congreso. Ezra pone de ejemplo la labor del tea party: “Consiguieron hacerse con ese poder y derribar a un Presidente muy popular. No ganaron siempre, pero frenaron el ritmo del proceso político y llegaron a diluir leyes e incluso a echarlas para atrás”.

Ésa fue la inspiración para Leah y Ezrah, así que se pusieron manos a la obra. En una noche ya tenían un borrador y, tras dos semanas de revisiones y consejos de antiguo personal del Congreso, lo colgaron. “Una hora después de tuitearlo, no podías descargar o imprimir la guía, había demasiada gente intentándolo”. A partir de ahí, el movimiento cogió fuerza y ahora hay 5.800 grupos de Indivisible en todo EEUU: dos en cada distrito electoral del país, aunque la media es de 13 por distrito. Desde enero, cuenta Leah, se dieron cuenta de que el movimiento debía dar un paso más en busca de una estructura institucional.

“El hecho de que tanta gente haya encontrado inspiración en el documento y se haya autodenominado Indivisible es maravilloso, pero lo verdaderamente significativo es que es un movimiento de miles de personas tomando el control de su país”, concluye Ezra.

New York, NY - April 11: Alicia Garza of Black Lives Matters recounts her journey to activism and discusses the beginnings of Black Lives Matter (Photo by KK Ottesen for The Washington Post)

Alicia Garza, 36 años, activista en salud reproductiva, derechos de los trabajadores domésticos, brutalidad policial, racismo y violencia. Cofundó Black Lives Matter en 2013. El inicio de Alicia Garza en el activismo tiene que ver con su madre, aunque fue una inspiración indirecta. Desde pequeña, siempre la escuchó hablar con claridad y renegar del uso de eufemismos. ‘El impacto es muy serio. Por ejemplo: no hay ‘cigüeña’. El sexo produce bebés y los bebés son caros’, recuerda Garza que solía decirle. De manera que, cuando en el Instituto se abrió un debate sobre si las enfermeras debían repartir condones, Garza dejó clara su posición y comenzó su activismo.

Sin embargo, su perfil más conocido como activista no tuvo nada que ver con el sexo. De forma inconsciente, puso en marcha el movimiento Black Lives Matter, que rápidamente se expandió, redes sociales mediante, por el país tras la absolución de George Zimmerman por la muerte de Trayvon Martin. “Me levanté en mitad de la noche, intentando procesar todo lo que había pasado”, explica Garza. Escribió un post en Facebook y al día siguiente se dio cuenta de que su texto se había movido mucho por las redes sociales. Su hermana Patrisse lo había empezado a mover con un hashtag que, sin duda, resultó clave: #BlackLivesMatter.

Al ver la repercusión que estaba teniendo, Alicia y Patrisse tuvieron que sentarse a diseñar el siguiente paso. “Básicamente la gente se ponía en contacto con nosotras diciéndonos cosas del estilo: ‘¿Cómo podemos formar parte de esto? Queremos abrir una delegación, queremos formar parte de eso llamado Black Lives Matter’». Al igual que les ocurrió a Leah Greenberg y Ezra Levin, Alicia Garza se vio sorprendida por el impacto que tuvo su iniciativa, que rápidamente creció hasta convertirse en un movimiento que respondía a “algo que inspiró a la gente a querer organizarse”.