Stump speech es el término con el que se denomina en la política norteamericana al ‘discurso base’ sobre el que los candidatos a un cargo público trabajan a lo largo de una campaña. Los aspirantes electorales suelen dar decenas de discursos, y el stump speech supone un esqueleto al que realizar pequeños cambios en función del auditorio.

El Comité Efecutivo del Partido Republicano del condado Stark , en Ohio, EEUU, fue testigo de un inusual stump speech, en la presentación de la candidatura de Phil Davison a las primarias republicanas para aspirar al cargo de tesorero del Condado.

Phil Davison podría haber aprovechado alguno de los siguientes consejos sobre formación de portavoces:

Leer o no leer. Leer no está terminantemente prohibido, sobre todo mientras no se instaure en España el uso del teleprompter (algo, por otra parte, cada vez más habitual). Pero leer y moverse entre el público sí son prácticas incompatibles.

Modular el discurso. El discurso político debe contener una estructura clara y diferenciada – presentación, nudo y desenlace- que debe percibirse en todos los elementos del mismo. Desde el lenguaje, hasta la modulación de la voz, las facetas de una intervención deben adecuarse a esa estructura.

Acomodarse al auditorio. El tono de un discurso debe adecuarse al tamaño de la sala y el perfil de los asistentes.

Ser auténtico. No todos los portavoces son grandes oradores, pero eso no quiere decir que les esté vedado pronunciar un buen discurso. Conocer las propias virtudes y limitaciones, y adapatar su discurso a ellas, forma parte del trabajo previo de preparación.