El Fondo por la Paz, fundación de estudio independiente, y la revista Foreign Policy hacen público su quinto Índice de Estados Fallidos:

«Mediante el uso de 12 indicadores de cohesión y rendimiento de los Estados, y el análisis detallado de más de 30.000 fuentes de información públicas, se pudo clasificar a 177 países en función de su riesgo de fracaso, y se configuró una lista con los 60 Estados más vulnerables.»

El fracaso de un Estado fallido se mide en su capacidad, o más bien incapacidad, para cumplir sus condiciones y responsabilidades, que, según la entidad investigadora, se resumen en:

– pérdida del control físico de su territorio o del monopolio del legítimo uso de la fuerza
– erosión de la autoridad legítima para tomar decisiones colectivas
– incapacidad para ofrecer servicios públicos
– incapacidad para interactuar con otros estados como miembro de la comunidad internacional

La actualidad reciente ha hecho ascender en el lamentable ranking a países como Georgia, tras la invasión rusa que cumple en breve un año, o Irán, envuelto en un conflicto civil en el que la autoridad y la legitimidad se difuminan.

La misma recesión global que ha hecho caer bancos y cajas, multinacionales automovilísticas, la recesión que ha generado respuestas estatales multimillonarias, está afectando a decenas de Estados que pierden el control de su soberanía legítima. Somalia sigue encabezando la lista, y algunos otros, como Pakistán, coordinan su caída con ascensos del fundamentalismo religioso o el terrorismo.

«¿Qué Estados fallidos constituyen amenazas para la seguridad mundial y cuáles son sólo una tragedia para su propia población? Es una pregunta trascendental en este año que vivimos peligrosamente, al igual que otras: ¿Cuáles pueden ser los siguientes países en reventar?»

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