Silvia Gamo, de Tiempo, publica este reportaje en el que hemos colaborado.

Debate sobre el estado de la crisis

Los días 12 y 13 de mayo se celebra el primer debate sobre el estado de la nación de esta legislatura, cuya protagonista será la mala situación económica.

Crisis, crisis y crisis. Será la protagonista indiscutible del próximo debate sobre el estado de la nación, que se celebra en el Congreso los próximos 12 y 13 de mayo. Los datos del paro y la mala situación económica serán los ejes de los discursos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, del presidente del PP, Mariano Rajoy, y del resto de portavoces parlamentarios. Aunque cada uno la abordará desde distintas perspectivas. Un equipo de asesores de Moncloa y de todos los ministerios, en coordinación con la dirección del grupo parlamentario socialista, lleva semanas preparando la intervención de Zapatero. Los asesores ministeriales se encargan, entre otras cosas, de salpicar el discurso que pronuncie el presidente con datos y cifras. Fuentes socialistas apuntan que Zapatero defenderá su gestión al frente del Ejecutivo durante este año, pero no descartan, como viene siendo tradicional en este debate, que Zapatero sorprenda con alguna propuesta o iniciativa que cope el debate y protagonice los titulares del día siguiente.
Así sucedió en el último debate celebrado, el de 2007. Tras un bronco rifirrafe entre los líderes de ambos partidos sobre la política antiterrorista del Gobierno, donde Rajoy llegó a pedirle a Zapatero que hiciera públicas las actas de las negociaciones con ETA, Zapatero devolvió el golpe con una propuesta muy populista: la ayuda de 2.500 euros para las familias que tuvieran un hijo. Fuentes socialistas no confirman si Zapatero ofrecerá o no un pacto sobre la crisis al resto de los partidos, pero dan por seguro que intentará acercar posturas con todos los grupos parlamentarios. El PP también lleva semanas preparando el debate. La portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, junto con el resto de portavoces populares en las Cortes, son los encargados de darle forma a la intervención de Rajoy.

Se prevé dura y severa con la actuación del Gobierno en esta etapa de crisis, pero también habrá espacio para hacer gala de las propuestas económicas que ha ido presentando el PP a lo largo de estos meses, como la bajada de impuestos. Fuentes populares no creen que en el debate haya un entendimiento entre el PP y el PSOE sobre la crisis, como se ha sugerido desde distintos medios: “Hay que tener en cuenta que las elecciones del 7 de junio están a la vuelta de la esquina y todos los sondeos dan al PP una ventaja de tres o cuatro puntos por encima del PSOE. No nos conviene un cambio brusco de postura”. Por eso creen que Zapatero ha propuesto la celebración del debate antes de las elecciones europeas, previstas para el 7 de junio. “Posponer el debate para después de los comicios, a tenor de las encuestas, hubiera sido muy duro para Zapatero porque hubiera tenido que acudir después de perder las elecciones, cuyos resultados se van a interpretar en clave nacional”, afirman estas fuentes.


¿Quién ganará?

Pero ganar o perder el debate dependerá en gran parte de los papeles que quieran jugar sus protagonistas. Para el catedrático de Ciencia Política y presidente de Noxa Consulting, Julián Santamaría, ambos líderes deberían tener una visión de Estado, de lo contrario, asegura, el conjunto de la ciudadanía, ante la situación de crisis que atravesamos, no lo entendería. “El Gobierno debe actuar con magnanimidad y debe ofrecer un pacto de Estado a las diferentes fuerzas políticas del arco parlamentario”, dice.

Y compara esta situación con lo que sucedió en el año 2000, cuando Zapatero, entonces líder de la oposición, ofreció un pacto contra el terrorismo que acabó aceptando con algunas modificaciones el PP. “Esa disposición de ofrecerse para pactar le resultó muy rentable a Zapatero en la oposición”, afirma. Por el contrario, este catedrático sostiene que lo más rentable para Rajoy sería una combinación de ambas estrategias: “Por un lado aparentar que está ofreciendo un pacto a Zapatero sobre economía, pero basado mayoritariamente en sus propuestas económicas, con lo que Zapatero no podrá aceptar. Él habrá ofrecido el pacto y Zapatero será el que se ha negado”. Pero este catedrático advierte también que Rajoy se equivocaría por completo si toda su intervención estuviera basada en debilitar al Gobierno.

Una postura que comparte Daniel Ureña, director de MAS Consulting España. Cree que Rajoy tiene la oportunidad en este debate de reforzar las encuestas, que por primera vez sitúan al PP por encima del PSOE: “Rajoy tiene que seguir denunciando la falta de acción del Gobierno, pero no se le puede ir la mano. Tiene que dar una de cal y otra de arena, si sólo lleva críticas al Gobierno, se lo está poniendo muy fácil a Zapatero”.

Por otro lado, afirma que el presidente del Gobierno debería ir más allá de la defensa de sus políticas económicas y tratar de demostrar que no está superado por los acontecimientos. “Lo ideal sería que pudiera pactar medidas económicas con diferentes grupos”, asegura Ureña, así daría la imagen de que no está solo en el Parlamento, que los demás grupos también apoyan su política económica y pondría la pelota en el tejado del PP.


Comunicación no verbal

Pero a la hora de ganar y de perder no es sólo el discurso lo que influye. Hay otros factores como la imagen, los gestos o la capacidad oratoria de los contrincantes que también son determinantes en cualquier debate. La profesora de Lenguajes Audiovisuales de la Universidad de Deusto y periodista de Euskal Telebista Rosa Díez Urrestarazu ha participado en la elaboración del libro El debate de los Debates, editado por la Academia de Televisión. En él se analizan los debates electorales tanto en España como en Estados Unidos. Para esta profesora los parlamentarios deberían huir de los tecnicismos y de dar excesivos datos. Con la crisis, “va a ser inevitable, pero deberían tener cuidado”, dice. También cree que ninguno debería llevar un discurso optimista, pero que todos tendrían que ser capaces de transmitirlo. Daniel Ureña recomienda que ambos huyan del discurso macroeconómico y se acerquen a “los problemas de la calle”. Sobre las ventajas e inconvenientes de los dos principales contrincantes sostiene: “Zapatero abusa de un discurso encorsetado, muy estudiado, con pausas artificiales. Sin embargo, es muy bueno a la hora de dar titulares a los medios. La tele requiere de esa frase ingeniosa, demoledora con el rival. No tiene nada que ver con el discurso parlamentario, donde Rajoy es mejor”. Sobre el líder de la oposición, destaca su ironía en el discurso y su capacidad empática con los ciudadanos.

El catedrático Julián Santamaría también cree que Rajoy es mejor orador. “Tiene muchos registros, pero el problema es que no siempre acierta en cuándo debe utilizarlos, por ejemplo, a veces utiliza la ironía cuando no debe. Sin embargo, Zapatero es peor parlamentario, tiene menos registros oratorios, resulta menos contundente al explicar sus argumentos, pero es más amable, menos agresivo quizás”, dice. Pero en un debate político televisado, como es el caso, la imagen tiene una importancia decisiva. La profesora Díez Urrestarazu explica que el 80% de la comunicación es no verbal y por eso deben cuidar mucho la imagen que proyectan: “Zapatero es más seductor, tiene una imagen más juvenil, más actual. Pero abusa mucho de los gestos con rotundidad en las manos. Rajoy es un hombre que transmite seriedad. La barba le dulcifica el aspecto, pero contrasta mucho con su tono de pelo. Quizá un pelo algo más plateado le daría un aspecto más maduro, un halo intelectual”. Pese a todo, la clave está en que ambos se sientan cómodos con sus gestos y con su manera de expresarse, sentencia Díez Urrestarazu.


Percepción

No hay ninguna regla matemática que diga que ganar un debate se traduce en ganar más votos. Incluso la percepción de quién ha ganado es muy subjetiva, explica el catedrático Julián Santamaría: “Es una combinación de todo este conjunto de cosas, de la imagen, del discurso, de la situación política. Cuando se habla de ganar o perder es una sensación personal en función de múltiples variables. Los debates por sí mismos no pueden contribuir a fortalecer o debilitar un candidato”. Digan lo que digan los sondeos postdebate, lo que ninguna negará es que la protagonista de esta cita será la crisis.