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Nuria Ramírez de Castro publica hoy en ABC este reportaje, que también aparece en otros medios de Vocento como El Correo, Hoy o el diario SUR:

 

Votar es cosa de niños

Quienes se dedican a «fabricar» líderes políticos y diseñar campañas electorales saben que lo que moviliza a los votantes es el pensamiento inconsciente. Votar no es un acto racional, planteado para responder a unos intereses objetivos, sino algo más «emocional» en el que influyen mensajes machacantes y cuestiones tan banales como el aspecto físico o la indumentaria del político.Esta idea, presente en el manual del buen candidato, ha quedado reforzada con una investigación que hoy publica la revista científica «Science». El voto está más determinado por un juicio rápido a partir de la imagen que por los mensajes lanzados durante la campaña, reza el trabajo científico. El estudio sugiere que lo que nos hace elegir a uno u otro candidato no sólo escapa a la razón, sino que empleamos los mismos mecanismos que guiarían a un niño.

 

El voto, lejos de obedecer a una decisión reposada, se convierte en un acto simple casi infantil, asegura el investigador John Antonakis. Este profesor del comportamiento de la Universidad de Lausana (Suiza) basa todas sus conclusiones en un curioso experimento en el que participaron tanto adultos como niños. Un rostro atractivo fue más decisivo que el mensaje. Los científicos utilizaron fotos de dos políticos franceses, candidatos en las últimas elecciones en el país galo. Una de ellas pertenecía al vencedor y la otra al segundo en votos. Las dos imágenes se mostraron a adultos suizos que no conocían a los candidatos franceses ni sabían nada del proceso electoral. Cuando se pidió a los participantes que evaluaran las cualidades de los dos candidatos basándose sólo en las fotos, la mayoría de los voluntarios seleccionó al ganador.

 

Los investigadores después repitieron el experimento con un grupo de niños. En este caso, no se les propuso que eligieran al mejor candidato para gobernarles, se les propuso un juego: pensar en quién sería el mejor capitán para gobernar un barco. La propuesta se hizo después de que los chavales jugaran a un videojuego inspirado en La Odisea de Homero, en el que se simulaba un viaje desde Troya a Itaca. Al elegir a su líder, al capitán que les llevaría a buen puerto, las decisiones de los pequeños no se diferenciaron nada de las de los adultos. La mayoría eligió al candidato vencedor. La importancia de un rostro Grandes y pequeños basan sus decisiones sobre el liderazgo en el aspecto de su rostro. Aunque el estudio no deja claro qué rasgos faciales serían indicativos de competencia o liderazgo, para el profesor Antonakis no hay duda de que se clasifica a las personas por lo que sean capaces de transmitir con su rostro. Estos descubrimientos sugieren que los adultos están utilizando el mismo tipo de esquema de inferencia facial que los niños usan cuando deducen la competencia de los líderes.

La investigación confirma lo que publicistas y asesores hacen valer cuando defienden la importancia de su trabajo: cuenta más la imagen de las cosas y de las personas que las cosas en sí mismas. O como dicen los americanos, lo que importa es el «packaging». El mismo regalo bien presentado y envuelto con un lazo resulta más bonito con independencia de lo que haya en su interior. «En política es igual, debemos crear la imagen más atractiva de un líder», apunta Daniel Ureña, director de MAS Consulting España, una empresa que ofrece sus servicios de asesoramiento y formación a gobiernos y líderes políticos de todo el mundo.
Ureña reconoce que es muy difícil saber los motivos que nos inducen a inclinarnos por uno u otra persona. Unos lo hacen porque el candidato les parece más inteligente, otros por su ingenio o por su atractivo, los hay también que se dejan llevar por su simpatía… «La mayoría son razones que no son muy racionales. Obedecen a criterios más emocionales como sugiere el estudio». Con esos mimbres se diseña una campaña electoral. Se juega con las emociones que despierten los líderes y también con mensajes que pudieran resultar infantiles. «Los expertos en comunicación insisten a los candidatos que deben hablar como si lo hicieran para niños de 10 años. Deben identificar a su público y lanzar mensajes simples, directos y machacones. A Barack Obama le funcionó con palabras claves como «esperanza» y «cambio»». Algunos teóricos de la comunicación sugieren que el lenguaje y la reiterada repetición de los mensajes son capaces de modificar el cerebro del receptor. Una vez más lo que moviliza a los votantes es el pensamiento inconsciente. La imagen en campaña se cuida y mucho. El vestuario y un elemento clave en el vestuario masculino como es la corbata se convierte en piedra de toque. En la campaña gallega a ratos se ha visto a un Anxo Quintana, líder del BNG, con una corbata perfectamente anudada a su cuello. Y al líder gallego del PP, Alberto Núñez Feijóo, con un «look» más informal. «Es un recurso habitual. Los más formales se desprenden de ella para dar una imagen más progresista y los que no suelen llevarla la utilizan para reforzar su seriedad». 

Pero Daniel Ureña confía más en el escenario, como lo hacía el asesor del ex presidente George Bush. Mark McKinnon, al que se le atribuye haber contribuido en la carrera política de Bush, cuidaba con esmero la escenificación de sus actos públicos, primero como gobernador de Texas y como presidente de los Estados Unidos, después. «Por eso, aparecía con la chaqueta de comandante en jefe cuando quería reforzar su autoridad», recuerda Ureña.

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El caso de Esperanza Aguirre

Si hay algún político en la escena actual que sabe sacar provecho de su imagen, esa es Esperanza Aguirre, asegura el experto en comunicación Daniel Ureña. «La presidenta de la Comunidad de Madrid sabe involucrarse en los actos públicos. Tan pronto la ves montada en una moto, como bailando con los abuelitos. Eso es muy importante en comunicación política», señala. El atractivo vende, pero también los defectos. «A veces las debilidades de los personajes públicos se pueden manejar con habilidad y convertirse en un rasgo de fortaleza», recuerda Ureña. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lo hizo con sus cejas circunflejas en las últimas elecciones generales y el mismo partido ha sacado el pasado fin de semana en una fiesta carnavalera el lehendakari Juan José Ibarretxe con sus cejas a lo «Mr. Spock».