Artículo publicado hoy en ABC por Daniel Ureña.

Tengo una respuesta para Joe

Joe Wurzelbacher, un anónimo fontanero de Ohio con el que Obama había coincidido recientemente en un acto, se convirtió en el protagonista del último debate, el más interesante de los cuatro. McCain comenzó mencionando al tal Joe y personalizando sus propuestas en él, como símbolo de toda la clase trabajadora americana. Obama le siguió el juego y también centró su discurso en Joe, que se ha hecho tremendamente popular en las últimas horas.

Fue un debate intenso, emocionante y entretenido, en el que apareció el mejor McCain: incisivo, sonriente y contundente con su rival. Si había alguna duda sobre su estrategia, no titubeó al exponer los temas más polémicos de los últimos días, como las relaciones del demócrata con el incómodo Bill Ayers o el fraude de ACORN. Se reivindicó como un orgulloso próvida y defendió a Sarah Palin, lo que seguro que gustó a la base republicana. Además, protagonizó uno de los momentos estelares, cuando le dijo a su contrincante que él no era el Presidente Bush y que si quería enfrentarse con éste debería haberse presentado hace cuatro años.

Por vez primera, el senador de Arizona respondía de frente a uno de los mensajes centrales de los demócratas, el de vincularle con Bush. McCain, a pesar de lo que dicen las encuestas, supo marcar distancia con Obama, como en sus posturas sobre el papel del gobierno en la vida de los ciudadanos. Obama, por su parte, se mantuvo en su línea: tranquilo, conciliador y seguro, demostrando una férrea disciplina de mensaje y una gran habilidad para volver a sus temas cuando McCain trataba de apartarle del guión. El demócrata está en una posición muy cómoda que le permite concentrarse en no cometer errores gracias a su ventaja. No obstante, en algunos momentos se le vio a la defensiva y algo acorralado, pero tuvo el acierto de saber mantener la compostura en los momentos de mayor tensión, lo cual es una buena prueba de su liderazgo. Una vez concluidos los debates cabe afirmar que no han sido determinantes.

Al igual que en 1992, cuando se enfrentaban Bill Clinton y George H. Bush, la economía está siendo el factor decisivo. Por ello, si la situación no se estabiliza el mayor beneficiado será Obama. Pero si en las próximas dos semanas, después de la aprobación del plan Bush, las aguas financieras se calman, no hay que descartar, que McCain pueda resurgir otra vez. No sería la primera vez. De momento, una de las grandes incógnitas será comprobar si Joe el fontanero aparece este fin de semana en la parodia del debate de «Saturday Night Live», que se ha convertido en un clásico de esta campaña.