Soledad Alcalde. El País. «Hola, soy Rafael Simancas, candidato a presidente de la Comunidad de Madrid. Vengo a hablar con usted. ¿Me abre la puerta?». Este fue el saludo que ayer recibió Delfina Peralta, de 77 años, en el telefonillo de su piso del barrio de Canillas, en Hortaleza. «Le vamos a montar una buena, muchas gracias por recibirnos», agregó Simancas, antes de atravesar el portal. Detrás le seguía un séquito de periodistas, cámaras de televisión, fotógrafos y miembros de su partido, que subieron los cuatro pisos sin ascensor e irrumpieron en la casa.

No es que Delfina se haya hecho famosa de repente, pero ayer fue protagonista de la campaña El presidente llama a su puerta, con la que Simancas quiere hacer «un programa de gobierno, al dictado directo de los ciudadanos». Cualquiera puede apuntarse a la iniciativa. Basta con solicitarlo en la web del Partido Socialista de Madrid (www.psmpsoe.es). «No me voy a quedar en mi despacho a esperar. Si es preciso voy a ir de puerta en puerta para recoger las propuestas y críticas de los madrileños», aseguró el candidato.

En su salón, Delfina esperaba acompañada de dos vecinas, Purificación Martínez, de 74, y Julia González, de 65. «¿Vive sola?», le preguntó Simancas, mientras tomaba asiento en el tresillo. «Con una hija soltera», le respondió la mujer. «Me han contado que en el barrio tienen problemas para acudir al médico», comenzó el candidato socialista. Ahí intervino Purificación: «Mi marido está con oxígeno y para llevarlo tengo que coger un taxi». No hay transporte público directo para ir al médico y a las personas mayores, explicaron las vecinas, les resulta una aventura porque cada servicio está en un lugar diferente: el centro de salud lo tienen en el barrio de San Blas y su hospital es el Ramón y Cajal. Para llegar, deben tomar más de un autobús. «Si no se retrasa, tardamos de una hora a tres cuartos», explicaba Julia.

Iban surgiendo los temas y Simancas comprobaba, a medida que preguntaba, cómo las estadísticas que está habituado a manejar sobre los problemas de los madrileños se iban acoplando a la vida misma. «¿Hay muchos mayores en este edificio? Me preocupa lo de las personas que viven solas…», planteaba Simancas. «El año pasado cada cuatro días falleció una». «Pues aquí murió uno el otro día que vivía solo», dijo Purificación. «Lo de la sanidad, tienen que arreglarlo», le advertía Julia. «Y no por los profesionales, que no hay malos médicos en la región», consideró Simancas. «Sí, tenemos unos cirujanos buenísimos, pero hasta que se llega a ellos, igual te has muerto», contestó Julia con guasa.

«Le voy a decir una cosa», intervenía Purificación. «Yo solicité para que vinieran a quitar la bañera y pusieran un plato de ducha. Fui a la asistente social y me pidieron muchos papeles. Cuando ya los llevé, me dijeron que se había terminado el dinero. Mi marido y yo somos mayores y con las pensiones que tenemos, no nos llega». Ahí Simancas pudo echar mano de programa electoral: «Tenemos previsto unas subvenciones para mejorar la accesibilidad de los baños y las cocinas. Con ayudas de 3.000 a 6.000 euros se pueden arreglar muchas viviendas con esos problemas».

También les anunció que, si gana las elecciones del 27 de mayo, dotará a las pensiones no contributivas con la paga número 15 a cargo de la Comunidad de Madrid. Y hará un plan de accesibilidad para mayores que incluya subvenciones de hasta el 80% del coste para instalar ascensores. Y habrá más ambulancias… Unos pisos más abajo viven Teodoro Pérez, de 91 años, y Paulina Herrero, de 82. También a ellos los visitó Simancas, aunque su visita fue breve y, pese a la insistencia de Paulina, no le aceptó un café, para no molestar. «No hay derecho que lleve toda la vida trabajando y cobre sólo 300 euros de pensión», se quejaba Teodoro, inválido de guerra. «Y porque la casa ya la tenemos pagada, que si no, no teníamos para comer», terció su esposa. «Vamos a tomar nota», les aseguró Simancas al salir. Se iba con muchas ideas para su programa.