Continuamos con la segunda entrega dedicada a analizar el activismo desde el punto de vista de su motivación. Si en el primer post que publicamos ofrecimos los perfiles de tres activistas que han dedicado toda su vida a la defensa de, entre otros, los derechos civiles, ahora nos centramos en otros tres perfiles bien distintos, cuyo carácter coincide con un espectro político marcado por la búsqueda de libertad, pero con un elemento en común: la motivación y el convencimiento de que se pueden cambiar las cosas.

WASHINGTON, DC - MARCH 28: A smiling Jenny Beth Martin mimics talking to a Tea Party protest while discussing what motivated her to co-found Tea Party Patriots. (Photo by KK Ottesen for The Washington Post)

Jenny Beth Martin, 47 años, comenzó su activismo en el inicio del movimiento tea party en Georgia. Ahora preside el Tea Party Patriots. Jenny Beth Martin sufrió los efectos de la crisis de forma brutal. Ella y su marido lo perdieron todo. Casi de la noche a la mañana se vieron limpiando las casas de sus vecinos, sus baños… Su vida entera dio la vuelta.

Un día escuchó a un locutor de radio comentando que el país necesitaba un tea party como el de los padres fundadores, y se sintió inspirada. Comenzó a tuitear, al día siguiente tuvo una conference call con otras 22 personas, una semana después había 48 tea parties a lo largo del país con 35.000 personas.

¿Dónde encuentra la inspiración Jenny Beth Martin? ¿De dónde saca la fuerza? Ella misma lo explica: “Siempre hay una lucha entre la gente que tiene el poder y la gente que quiere ser libre –relata Martin- Eso no es nuevo. Pero el deseo de ser libre es tan fuerte, un deseo innato en todos nosotros, que soy optimista. Tan difíciles como son las cosas en nuestro país, no estamos en mitad de una revolución, no estamos en mitad de una guerra civil, no estamos en mitad de la Segunda Guerra Mundial. Hemos abolido enmiendas constitucionales. Acabamos con la esclavitud. Terminamos con la segregación. Y también vamos a ser capaces de superar los problemas que afrontamos hoy día”.

WASHINGTON, DC - MAY 4: Grover Norquist shares a laugh while talking about his earliest political thoughts and his work to lower taxes and reduce the size of government. (Photo by KK Ottesen for The Washington Post)

Grover Norquist, 60 años, Presidente de Americanos por la Reforma Fiscal, activista conocido por abogar por limitar la acción del Gobierno y la bajada de impuestos. Grover Norquist se declara abiertamente «conservador». Cuenta que se crió durante la expansión de la Unión Soviética y que sus primeros pensamientos políticos guardan relación con lecturas sobre ese tema. “Mi biblioteca pública vendió sus fondos conservadores, así que me los compré todos por apenas un penique”, explica.

Su activismo político fue muy prematuro. Narra cómo en 1968, con 12 años, cogió un tren a la ciudad y trabajó en la campaña de Nixon, repitiendo cuatro años después. Pero su verdadera inspiración política –“He acabado en espacio políticos donde nadie más estaba haciendo lo que yo hacía”- fue Ronald Reagan. “Ronald Reagan cambió el partido, cambió el país, cambió el mundo. Ése es el modelo: cambiar el partido. Cambiar el país. Cambiar el mundo”, asegura un entusiasta Norquist, que recuerda cómo, en la campaña de 1980, Reagan supo ir a los suburbios en busca de un electorado que, pese a ser más cercano a él que a Carter, nunca había contado para el Partido Republicano.

Su inspiración fue Reagan, pero su leitmotiv es la libertad. “Tienes a evangelistas, católicos conservadores y judíos ortodoxos, musulmanes y mormones; todos ellos creen que los demás van a ir al infierno, pero: ‘Necesito ser libre para ir al cielo y practicar mi fe con mis hijos, y entiendo que si quiero que me dejen tranquilo, todos tenemos que dejarnos tranquilos’. Activistas de las armas, de la educación en casa, de los vapeadores, conductores de Uber, conductores de Lyft, Airbnb… Todos quieren que les dejen tranquilos, todos quieren libertad”, afirma taxativo Norquist.

WASHINGTON, DC - June 13: March for Life President Jeanne Mancini shares her experiences as a pro-life activist.

Jeanne Mancini, 45 años, Presidenta de la Marcha por la Vida, que se celebra anualmente. Previamente trabajó en el Consejo de Investigación de la Familia y en el Departamento de Salud. Nacida en el seno de lo que define como “una familia católica de izquierdas”, Jeanne Mancini recalca que siempre tuvo presente un principio de justicia social. Sin embargo, el punto de inflexión lo encontró en el instituto, durante una convivencia llamada “Encuentro Juvenil”.  “Fue una preciosa experiencia de amor divino. Y salí de ahí con un espíritu de misión, algo que, de alguna manera, explica lo que hago ahora”, asegura.

Tras la universidad, entró en el Cuerpo de Voluntarios de los Jesuitas, trabajando en un refugio para menores que habían sufrido abusos sexuales. Mancini explica que en ese momento de su vida tuvo una importante crisis: viendo el dolor y el sufrimiento de esos niños, llegó a plantearse si no sería mejor que no vivieran. Sin embargo, ella misma explica cómo salió reforzada de dicha crisis con más fuerza si cabe a favor de la vida. “¿Quién soy yo para juzgar el valor de la vida de este o aquel? Podría descubrir la cura del Sida», incide, asegurando que todo el mundo tiene el derecho a vivir su misión.

Mancini se considera una “votante independiente”, aunque reconoce que su postura pro-vida siempre le ha llevado a votar pro-vida, “lo que estos días tiende más a republicano”. Eso sí, desde las últimas elecciones esta activista asegura que las cosas han cambiado. “Las voces conservadoras se están tomando más en serio”, y lo ejemplifica explicando que la biblioteca histórica de mujeres Radcliffe les acaba de pedir que entreguen todos los documentos fundacionales y el material que posean de la Marcha por la Vida. “Vinieron y básicamente nos dijeron: ‘Somos conscientes de que no hemos ofrecido siempre las dos caras de la moneda”.