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Según el último barómetro con estimación de voto del CIS (mayo 2016), un 32,4% de los votantes españoles están indecisos. En este contexto, no es extraño el auge de las aplicaciones de orientación del voto que permite evaluar los programas de los partidos políticos y descubrir cuál es más afín a nuestras ideas.

El funcionamiento de estas aplicaciones es muy sencillo: el usuario responde a una serie de afirmaciones políticas en una escala desde “Totalmente de acuerdo” hasta “Totalmente en desacuerdo” obteniendo finalmente una recomendación sobre qué partido político representa mejor su manera de pensar. Aunque es difícil determinar el pensamiento político de una persona con un simple test, estas afirmaciones recogen los temas claves de política económica, social o cultural que marcan la ideología de cada partido.

Estas aplicaciones se han convertido en una herramienta muy utilizada en varios países Europa como HolandaSuiza y Reino Unido. En España, una de las aplicaciones de orientación del voto más utilizadas es ‘Brújula Electoral’, un proyecto académico independiente desarrollando por un equipo de politólogos del Instituto Carlos III–Juan March. En este caso, el equipo de Brújula Electoral ha seleccionado 30 afirmaciones que reflejan los asuntos que generan más debate en el panorama político español. Tras realizar el test, el usuario obtiene su posicionamiento ideológico dentro de un eje izquierda-derecha y conservador-progresista.

El auge de este tipo de aplicaciones no indica solo cómo los ciudadanos se interesan por este tipo de herramientas, sino también cómo se han convertido en una fuente de información establecida antes de unas elecciones. Su efecto en el comportamiento electoral es discutible, como bien analiza Hugo Ferradán,  Fundador de aquienvoto.org (otra de las aplicaciones de orientación de voto a nivel nacional en España), es su artículo “El auge de las aplicaciones de orientación del voto y su efecto en el comportamiento electoral”. Además, Ferradáns,  defiende que estas aplicaciones son buenas herramientas para fomentar la participación política, reducir la participación desigual y promover un voto más informado por parte del electorado.