Desde la madrugada del 1 de octubre a las 00:01 horas el Gobierno de Estados Unidos está automáticamente cerrado por falta de financiación del Congreso para afrontar sus gastos en el comienzo del nuevo año fiscal. Esta situación, a la que no se llegaba desde diciembre de 1995 con Bill Clinton en la presidencia, supone la suspensión de todos los servicios que dependen del Estado que no son considerados esenciales en un fuerte pulso lanzado por parte del Partido Republicano a Obama.

En Estados Unidos la separación de poderes es teórica y real. El Congreso, con mayoría republicana, quiere incluir en la reforma sanitaria aprobada en 2010 por Obama una enmienda que retrase su entrada en vigor. Ante el desacuerdo por parte del Senado, de mayoría demócrata, para incluir esta cláusula, la Cámara de Representantes deja automáticamente de financiar al Gobierno Federal, lo que supone que no cuenta con dinero para pagar a la mayoría de sus funcionarios.

De esta forma, más de 800.000 empleados del estado se quedan sin sueldo y trabajo hasta que se normalice la situación. Se mantienen los servicios mínimos de educación y sanidad, el control aéreo y militar, los trabajadores de la Casa Blanca reducidos a un cuarto del personal, los servicios de limpieza del edificio y algunos trabajadores de agencias especiales. Sin embargo, se cierran museos y parques nacionales, la NASA casi al completo y otros lugares turísticos, como el Capitolio o la Estatua de la Libertad.

Esta crisis política surge de la oposición, quién aprovecha su mayoría en la Cámara de Representantes para presionar al Presidente para que retrase la entrada en vigor de la reforma sanitaria que, en principio, comienza a aplicarse este martes. Ante la falta de acuerdo, el bloqueo de la financiación es la única forma de frenar la actividad y obligar a una de las dos partes a ceder en sus intereses.

A este panorama se une la necesidad de ampliar el techo de la deuda que el Gobierno ya ha alcanzado y decisión para la que también falta acuerdo. Según las previsiones del Tesoro de Estados Unidos el Gobierno ya no puede gastar más hasta que se amplíe la capacidad de endeudarse y podrá aguantar hasta el próximo 17 de octubre antes de entrar en suspensión de pagos y su consecuente crisis global.