Tras la inyección de dinero público en el sistema económico, la segunda parte de la salida de esta crisis se está caracterizando por la restricción del gasto y la lucha contra el déficit, convertido en el enemigo número uno para el crecimiento económico a medio y largo plazo.

Esta aproximación implica que en los próximos meses los Gobiernos tienen que decidir qué partidas del presupuesto recortar,  qué servicios son imprescindibles y cuáles pueden eliminarse o atenderse con menores recursos. Y, como en cualquier sistema que busca el interés general, estas decisiones deberán consensuarse con la sociedad civil y el ámbito corporativo. En este contexto, es previsible que se incremente notablemente la actividad de lobbying (o representación de intereses).

En Estados Unidos, por ejemplo, varios sectores como el sanitario ya están preparándose con el objetivo de minimizar el impacto de la lucha contra el déficit público tras el pacto entre demócratas y republicanos para evitar la suspensión de pagos. Diversos órganos de la administración pública así como empresas y organizaciones que trabajan para el Gobierno tendrán que esforzarse para convencer a los legisladores de que no les apliquen recortes. Sin olvidarse del Tercer Sector y de potentes organizaciones de la sociedad civil como Move On, que con toda seguridad lanzarán sus propias campañas para tratar de persuadir a los políticos y a la opinión pública.

En España es previsible que se dé una situación similar. Por un lado, las Comunidades Autónomas van a tener que aplicar recortes presupuestarios de manera bastante inmediata para cumplir con los objetivos de déficit. Pero además, el 20 de noviembre habrá elecciones generales y el nuevo Gobierno, independientemente de su orientación ideológica, tendrá que revisar uno a uno lo servicios que presta y aplicar medidas para reducir los gastos y hacerlos más eficientes.

Se aproxima por lo tanto un interesante debate público acerca de nuestro modelo político y económico en el que los diferentes actores del sistema tendrán que pactar, a través de la persuasión, nuevas medidas para salir de la crisis. Y la representación de intereses se presenta como una de las herramientas claves del proceso.